Los aumentos de pobreza tienen múltiples caras. En tiempos de pérdida del poder adquisitivo y del empleo, las mujeres son las primeras en salir a la calle a hacer rendir el dinero.
Al contrario de su resguardo, lo que ha sucedido es una merma. Incluso la inversión social en la infancia se ajustó, como destacan trabajos de la UNICEF al respecto. En tiempos de pérdida del poder adquisitivo y del empleo, las mujeres son las primeras en salir a la calle a hacer rendir el dinero y las dietas se modifican, repercutiendo en la nutrición y seguridad alimentaria de la niñez.
La Argentina es un paÃs de alimentos caros, con precios similares a los de Europa o los Estados Unidos, sumado a que el acompañamiento del aumento con la recomposición salarial que se tuvo por un periodo en los últimos años ya no es tal. La crisis actual, como toda crisis, combina múltiples factores, pero la responsabilidad del Gobierno para llegar a esta situación es indudable. Cada medida económica tiene impactos sociales y distributivos que pueden ser contraproducentes sino se es sensible a sus efectos.
El rol regulador del Estado se ha perdido. Las gigantes variaciones de precios de un barrio a otro, entre supermercados grandes, los chinos, las verdulerÃas de barrio, etc. y los llamativos descuentos que se promocionan en un lugar y otro hacen acordar al regateo más tradicionalmente asociado al sudeste asiático o a paÃses como India, con la diferencia que en esas naciones es propio de la economÃa informal y aquà está formalizado el valor en la etiqueta del producto, sin criterios objetivos que permitan comprender los determinantes de los precios de un bien o de los condicionantes según la modalidad de pago.
Adicionalmente, debemos considerar que la realidad social de la infancia en la Argentina debe ser examinada tras el cristal de las fuertes asimetrÃas (sociales y geográficas). En el paÃs la desigualdad aumentó en los últimos años. La desigualdad social no se limita a expresar brechas de ingresos, sino que remite, como causa y como consecuencia, a brechas en materia de bienestar social, capital humano, activos productivos y pleno ejercicio de los derechos ciudadanos.
Dependiendo de la comprensión conceptual que se adopte para explicar la cuestión social, los métodos e indicadores de medición, también se está incluyendo determinado tipo de propuestas de intervención para su resolución. No bastan medidas de ayuda social para resolver este deterioro social. Hay que detener la caÃda y, a su vez, sentar un camino con un rumbo donde el trabajo y lo humano se ubique en primer lugar. Eso lo direcciona la polÃtica.
En cambio, la agenda de polÃticas para la reducción de las desigualdades sociales en la infancia refieren a una mirada sistémica, del conjunto de polÃticas (re) distributivas (salud, educación, trabajo, seguridad social, vivienda, economÃa, etc.), fiscales, de ingresos y trabajos, y hasta van más allá y se encuentran ligadas a las desigualdades globales, apuntando a su carácter geopolÃtico y a la necesidad de emprender, por ejemplo, reformas fiscales progresivas a nivel internacional, tal como lo destacan instituciones como Oxfam y la CEPAL.
Esto implica que en su cobertura no hay que sólo focalizar en la infancia pobre, sino atender al conjunto de la infancia (población hasta 17 años) y sus estratificaciones en múltiples dimensiones, lo cual nos permite comenzar a ir visualizando distribuciones institucionales estatales distintas.
Tenemos que empezar a debatir esa mirada superadora y no seguir insistiendo en una agenda social reactiva. En América Latina, cuando hablamos de pobreza en la infancia en general referimos a la pobreza absoluta que entiende que un niño integra un hogar pobre si los ingresos o gastos agregados del hogar son inferiores a un valor equivalente al necesario para la subsistencia.
Por el contrario, en los paÃses europeos se parte de mediciones de pobreza relativa en la infancia conforme a lo que una sociedad considera como mÃnimo de vida aceptable. Esto tiene consecuencias. Entre otras cosas implica que, conforme la situación mejora, se deben priorizar medidas de mitigación de pobreza infantil más exigentes.
Lejos de ello, sin embargo, hoy en Argentina estamos entrampados en la agenda de polÃticas pobres para pobres. Esto sigue la pauta que acompaño históricamente los procesos de recesión, desocupación, ajuste y más pérdida de poder adquisitivo, que es cuando crecen las polÃticas de subpisos para los sectores populares (comedores, asistencia social y planes).
* Coordinadora Académica del Diploma de Postgrado de Desigualdades y PolÃticas Públicas de FLACSO, desigualdades@flacso.org.ar