En un partido discreto y de pocas emociones, el Oso Sánchez y Erbes fueron los puntos positivos del equipo tucumano. Gol mal anulado.
Si bien el empate de hoy le pone punto final a esas seguidillas, deja abierto los mismos interrogantes que acompañan al equipo desde que inició la temporada. El Deca no encuentra el juego, se repite en pelotazos y esperando esa segunda jugada que ya no llega. Para colmo, está peleado a muerte con el arco rival. En los ocho partidos de esta Superliga, el equipo hizo solo tres goles, y dos de ellos con una cuota de fortuna bastante elevada.
En el primer tiempo encontró algunos chispazos de Augusto Lotti que pudo desbordar en velocidad e ilusionar con un buen ataque. Sin embargo, cada vez que levantaba la cabeza, veÃa a su compañero de ofensiva, Javier Toledo, rodeado de camisetas blancas, y asà imposible.
Eso sÃ, si al descanso el equipo de Zielinski se fue con el tanteador 0-0, eso fue por obra y gracia del árbitro Ariel Penel que, a instancia de su juez de lÃnea, anuló un gol lÃcito al equipo de Parque Patricios.
En el complemento, Atlético se plantó mejor y resistió con aguante los tibios embates de su rival. En un choque donde ambos estaban llenos de dudas y urgencias, escasearon las jugadas arriesgadas y el duelo se volvió monótono y aburrido.
Para Atlético, lo de este domingo fue una repetición de ese juego deslucido de un equipo que no aparece. En medio de esa mediocridad, el buen partido del Pichi Erbes es una buena noticia. El ex Boca, recuperado completamente de sus lesiones, completó los 90 minutos y se convirtió en el eje del mediocampo.
A él habrá que sumarle las buenas intervenciones y la seguridad del Oso Sánchez, que logró mantener el arco sin goles, lo que a esta altura es todo un logro.
Eso y nada más, demasiado poco para un equipo que pretende volver a ser protagonista.