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Reducen la condena a Lula y podría salir de prisión este año

Por mayoría, el Tribunal Superior de Justicia de Brasil cambió la pena de los actuales 12 años y 11 meses a 8 años, 10 meses y 20 días de cárcel, por lo que el ex presidente queda habilitado para ser beneficiado con reclusión domiciliaria.

La mayoría de los ministros del Superior Tribunal de Justicia (STJ) votaron este martes para mantener la condena al expresidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, pero con una reducción de la pena a ocho años, diez meses y 20 días.

El magistrado Félix Fischer, relator del Tribunal Superior de Justicia de Brasil, fue uno de los primeros en votar para que se reduzca la pena del expresidente, condenado el 12 de julio del 2017 y privado de su libertad desde el 7 de abril del 2018 en una cárcel de Curitiba, estado de Paraná.

Fischer, relator del caso de Lula en el tribunal, optó por rebajar la condena de Lula a cinco años, seis meses y 20 días por delitos de corrupción pasiva y a tres años y cuatro meses por blanqueo de dinero; los magistrados Jorge Mussi y Reynaldo Soares votaron en el mismo sentido, según la retransmisión en directo ofrecida por el TSJ en su canal de YouTube.

Según la legislación local, en caso de que la determinación judicial se sostenga, el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) podría acceder a la prisión domiciliaria en octubre. De esta forma, Fischer rechazó anular la privación de la libertad.

En Brasil, el Tribunal Superior funciona como una tercera instancia dentro de los procesos judiciales. En este procedimiento, el caso llegó luego de que el político planteara un recurso de apelación tras recibir una pena de 12 años y un mes de cárcel por el caso conocido como ‘Lava Jato’, donde se lo acusa de actos de corrupción. En concreto, la Justicia sostuvo que Lula da Silva recibió un departamento de lujo en la ciudad de Guarujá a cambio de entregar contratos a la empresa constructora OAS.

Por el lado de la defensa, se sostiene que, a pesar de la sentencia en su contra, nunca se logró comprobar ningún delito. Asimismo, hace algunas semanas Lula escribió: “Fui condenado y encarcelado por ‘actos indeterminados’, figura inexistente en la legislación penal brasileña. He presentado suficiente documentación que demuestra mi inocencia. Mis acusadores, por el contrario, no han encontrado una sola prueba”.

Fischer rechazó los argumentos de la defensa que intentaban anular la condena o trasladar el proceso a la justicia electoral, lo que implicaba retomar la investigación desde el principio y liberar a Lula mientras se llevaba a cabo el nuevo procedimiento.

El caso se refiere a la entrega a Lula por parte de la constructora OAS, una de las contratistas de la empresa semiestatal Petrobras, de un apartamento triplex en Guarujá (costa de São Paulo, sureste), que según la Justicia sería un agradecimiento por los favores prestados por el expresidente dentro de la trama corrupta de la petrolera.

Inicialmente, el líder del Partido de los Trabajadores fue condenado por el juez de primera instancia Sergio Moro a nueve años y seis meses de cárcel, aunque posteriormente la corte de apelación (el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región) aumentó la pena hasta 12 años y 11 meses.

Durante todo el procedimiento no se pudo probar que tuviera vínculo alguno con la propiedad. De hecho, esto fue reconocido por algunos de los jueces que votaron en segunda instancia su condena, asegurando que lo hacían sin pruebas pero con “convicción”.

La decisión del TSJ de este martes no es definitiva; los abogados de Lula pueden seguir recurriendo al Supremo Tribunal Federal, el máximo órgano judicial del país.

Lula está detenido en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de ex presidente, en un edificio de la Policía Federal en Curitiba, ciudad del sur del país en la que tiene sede el tribunal a cargo de la operación Lava Jato contra la corrupción. 

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